jueves, 18 de agosto de 2016

Cuaderno abierto

Mi cuaderno abierto 
de mientras la noche lluviosa
cubre el cielo 
pido aquí tu consuelo.

Tu perdón, 
tu anhelo,
déjame escapar de esta locura
de esta condena desdichada.

Más no te pido, 
no me dejes 
en este fuego perpetuo
no quiero estár quemada.

Nunca había sentido 
tal deseo 
por alguien 
que quizá ni me recuerde.

De mi no quieres rememorar
ni un beso, 
ni una simple caricia
ni ese ardor alterno.

Puedes convertir en ceniza 
lo que en un día
fueron sentimientos.
Entierralas, pueden volver.

Pero al verme, 
todo se desvanece,
las cenizas 
como el ave fénix,
reaparecen.

Sentimientos callados 
hablan 
por gestos involuntarios.
Una mirada, un abrazo.

Tu mirada demuestra 
lo que tu niegas, 
lo que intentas esconder
y a la gente convencer.

Nunca retes al amado 
al duelo de miradas
que seguro vas a perder
los ojos captan lo que quieres ver.

Déjame volver a tu usanza 
esa que tanto extrañas, 
que tanto callas
en tus entrañas.

Mi corazón 
más no puede latir 
al tu nombre escuchar.
¡Maldito sea!

Mil lágrimas 
en esta tez pálida 
han tenido que rozar 
para darme cuenta;

Junto al demonio
solía descansar
mis brazos reposar
mi calor arropar.

Sólo intento que percibas 
lo que mis lágrimas 
escondidas chillan
lo que quieren que combatas cada día.

No dejes que mi corazón 
siga esperando 
ese hueco que has dejado 
tras tu legado.

Muchos tienen la corona,
pocos el trono
el poder para saber
como llevar este reinado.

Intentan decirme que busque
consuelo en otro loco;
más no puedo, el tuyo
es el único cuerdo.

Recuerda en mi corazón,
siempre tendrás hueco
lo ocupe otro o quede 
tan vacío como el hielo.

Rompe estas cadenas 
que mi alma con la tuya unen
puesto que a más fulgor tenga
más fuerte será el ardor.

 Trayënn

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